Si esto anda mal en tu vida - todo anda mal

Cada vez que me pasa es un golpe cruel al estómago y a mi corazón.

Un amigo en ministerio me mandó un correo que dijo, "Joel, quiero hablarte de algo personal. Temo que mi esposa está camino a dejar el cristianismo. Mi corazón está adolorido y no se que hacer. Y ella no quiere hablar del tema conmigo. Me gustaría hablar contigo cuando tengas tiempo."

Hablamos ese mismo día. El hombre estaba casi desesperado, y con razón, pues era situación seria. Consumía su pensar. Mucho del problema se arraigaba en la falta de resolver los conflictos entre el y su esposa a través de mucho tiempo. Yo lo entendía demasiado bien. Las veces que había entrado en un conflicto serio con mi esposa sin hallar una resolución, me quedé desenfocado. Me dejaba desorientado sin poder concentrarme en el ministerio o el trabajo que estaba a mano.

Cuando nuestra relación matrimonial anda mal, todo anda mal.TWEET

Es imposible estar en relación seria con alguien sin tener conflicto. Pero el conflicto en sí no tiene que ser negativo, es simplemente el resultado de dos seres imperfectos intentando comunicar y relacionarse. Además el conflicto puede ser algo que profundiza esa relación cuando resulta en mayor comprensión entre dos personas.

Pero el conflicto no resuelto es una de las tres flechas que hierren la intimidad. Esta flecha penetra la relación cuando hay conflicto que queda ignorada y no resuelta. Es como la espinilla que queda de bajo de la piel y casi no se ve. Se siente inicialmente como una pequeña irritación. Pero si no se extrae por completo se infecta y se hincha y hace doler todo el area alrededor.

Conflicto no resuelto puede parecer pequeña cosa al comienzo.

  • Un pleito o mal entendido que termina en acusaciones o un silencio frío.
  • Un poco de frustración expresada de repente sin explicación o sin disculpa.
  • Una pregunta ignorada o respondido con susurro exasperado.
  • Una promesa quebrantada, tal vez sin malicia y sin intención. 
  • La falta de tomar responsabilidad por una ofensa cometida.

Cosas comunes, casi de rutina, pero dejado sin tratar, acumulen, penetran, y dañan la intimidad entre dos personas.

A veces el conflicto no se resuelve porque uno o ambas personas piensan que “el tiempo cura toda herida.” Tal vez se presente así en las películas y telenovelas, pero no funciona así la vida real. Y aunque es cierto que el amor cubre una multitud de pecados, los conflictos no resueltos introducen resentimiento, dolor y amargura a la relación, y cómo las espinillas se hinchan, se infectan y envenenan todo el sistema. Es más cierto que el tiempo amplía las heridas no tratadas.

Si vamos a tener exito en nuestros ministerios y matrimonios, es de suma importancia resolver bien los conflictos y sanar las heridas que resultan.TWEET

Aquí hay cinco pasos para sanar las heridas que dañan nuestras relaciones y perjudican nuestros ministerios y vidas. En esta entrada los presento en breve.  En las proximas entradas los trataré en más detalle.

5 Pasos para sanar las heridas

  1. Reconozca que han sido “heridas”.  No son una nada. 
  2. Toma responsabilidad por tu parte, cuan minima piensas que fuera. 
  3. Traiga la situación ante Dios primero. 
  4. Habla humildemente y abiertamente con tu pareja, de corazón. 
  5. Espera y confía en el poder de Dios para obrar cualquier cambio necesario, enfocando en vuestra intimidad con Dios como la fuente de todo lo que necesitas para la vida y el gozo. 

En la próxima entrada trataremos los primeros dos pasos para sanar heridas relacionales. Solo así vamos a restaurar la intimidad dañada y tal vez perdida en nuestros matrimonios. 

Deseando lo mejor de Dios para tu vida,

Joel B Groat

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